ACERCAMIENTO A LAS PERSONAS CON LIMITACIÓN VISUAL
14.11.2010 15:52ACERCAMIENTO A LAS PERSONAS CON LIMITACIÓN VISUAL
“En realidad, “El mundo de los ciegos” no existe. Viven
en el mismo que usted, en nuestro mundo. Aún cuando
lo hagan de manera distinta, con sus medios y
posibilidades, que, generalmente son mayores de las
que se supone”
Herman Van Dyck.
Por: Ramiro Salcedo
Ante el acercamiento a un estudiante o una persona con limitación visual, el comportamiento que tenemos no siempre es el más adecuado, ya que por lo general, nos relacionamos con los ciegos como lo hacemos entre videntes, o los creemos incapaces, o actuamos de manera imprudente o con lástima. Estos comportamientos se deben, entre otras razones, a que desconocemos: el modo de relacionarnos con ellos, las capacidades que poseen y cómo desarrollarlas, la forma de educarlos, las exigencias a que los enfrentamos, los límites de su accionar producto de su discapacidad.
Existen en nosotros sentimientos negativos que invalidan socialmente a los ciegos. Algunos de esos sentimientos son inconscientes y se manifiestan con actitudes de rechazo, sobreprotección, exagerada admiración, ansiedad o resistencia. Ante estos sentimientos debemos aprender a descubrir cuál es el origen de ellos para evitar aquellos que obstaculizan una excelente interrelación ya sea cuando actuemos como personas o como docentes.
Es importante tener presente que la lástima, la conmiseración y la sobreprotección son sentimientos destructivos que afloran debido a un inadecuado conocimiento de las capacidades que posee una persona con limitación visual; la indiferencia y el rechazo esconden el temor que sentimos a lo desconocido y la manera irresponsable cuando no asumimos el deber que como ciudadanos o como docentes nos corresponde. En los limitados visuales, los impedimentos son producto del medio y nunca de la limitación en sí misma.
En relación con las exigencias académicas que debemos hacer a los alumnos con limitación visual, es importante tener en cuenta las aspiraciones de estos, para no caer en el fomento de logros a corto plazo y poco realistas o muy altos para la habilidad del alumno o limitarse en la exigencia de acciones de lo que se ha perdido y no de aquello con lo que se cuenta.
Por otro lado, El limitado visual se enfrenta a situaciones que comprometen su movilidad, su relación con las personas y su forma de actuar, las cuales los videntes debemos identificar para saber cómo proceder adecuadamente. Para brindarle ayuda a un ciego se debe proceder siempre con su anuencia. De este modo usted muestra que respeta su libertad personal.
A la hora de facilitar la movilidad de un ciego, se debe tener en cuenta la situación a la que se ve comprometido, pues, en todos los casos no se puede actuar igual. Las siguientes son algunas recomendaciones ante situaciones de movilidad tomadas del texto “ESO NO” Para que sus relaciones con los ciegos sean buenas... “ACTÚE ASÍ” de Herman Van Dyck, Presidente de la Federación Nacional de Ciegos de Bélgica. Versión Española ONCE Organización Nacional de Ciegos de España y adaptado para Colombia en 2007, por el Instituto Nacional de Ciegos INCI.
PARA CRUZAR LA CALLE
Ante esta situación se pregunta “¿Me permite que le ayude a cruzar?”. Si la respuesta es afirmativa, ofrézcale el brazo diciendo: “Cójame del brazo” y cruce con ella. Avise en el momento de subir o bajar la acera.
UTILIZACIÓN DE LOS MEDIOS DE TRANSPORTE
Un ciego que sale solo, sabe utilizar los medios de transporte. Basta con que usted lo conduzca a la puerta del bus y le muestre la entrada. Para bajar, muéstrele igualmente la puerta y deje que baje solo. Al subir o bajar juntos el acompañante pasa siempre de primero; muéstrele la puerta o dele la mano. Puede indicarle si el escalón el alto o bajo. Cuando se trata de un automóvil, se conduce al limitado visual entre el vehículo y la puerta abierta, colocando su mano en la parte superior de la misma; con la otra mano se hará una idea de la altura del techo y de donde está el asiento.
CÓMO GUIAR A UN CIEGO
No vacile nunca en prestarle ayuda, lo que no significa de modo alguno que usted tenga que imponérsela. Dígale por ejemplo: “Voy en la misma dirección que usted, dos cuadras adelante, ¿quiere ir conmigo?”. Si la respuesta es afirmativa, ofrézcale el brazo y continúen juntos. Siempre ofrezca usted mismo el brazo. No coja al ciego del brazo para empujarle por delante de usted; es difícil guiarlo de este modo y además le proporciona una cierta sensación de inseguridad. Si ustedes van cogidos del brazo, no necesita decir: “A la izquierda, o a la derecha”. El limitado visual se da cuenta del movimiento y sigue automáticamente.
Cuando el ciego camina, tiene alerta todos sus sentidos. Debe compensar de este modo la falta de vista. Es evidente que en este aspecto, el oído desempeña un papel fundamental. Se da cuenta rápidamente de que tiene un “ángel de la guarda”. Lejos de constituir una ayuda o un elemento de seguridad, esa presencia perturbará las demás percepciones y si ello se prolonga cierto tiempo, corre el riesgo de ponerle muy nervioso. No dude nunca en ofrecer su ayuda, pero no haga el papel de ángel de la guarda. Aún cuando su intención sea buena, usted se convierte en algo molesto de lo que hay que huir lo más pronto posible.
ACERAS Y ESCALERAS
Si sube o baja las escaleras con un ciego, dígale sencillamente: “Cuidado, subimos unos escalones” y suben del brazo. Puede preguntarle igualmente si prefiere cogerse del pasamanos; en este caso, usted colocará la mano de la persona sobre éste o le dirá: “El pasamanos está a su derecha (o a su izquierda)”. Adviértale al llegar al final de la escalera y al comenzar el tramo siguiente.
EN LOS SERVICIOS SANITARIOS
Cuando un ciego le pida ayuda para ir al baño Si hay un urinario o un sanitario, dígaselo y deje que él elija. Si escoge el urinario, dígale de que tipo es. Antes de que él utilice el baño, mire si está limpio y muéstrele dónde está el papel y la cisterna. Enséñele dónde está el lavamanos, el jabón y la toalla. Cierre la puerta del baño o sepárese unos pasos del sanitario.
CÓMO MOSTRAR UN ASIENTO
Coloque la mano del limitado visual sobre el respaldo y diga: “aquí tiene un asiento, aquí tiene el espaldar “el asiento está a su derecha”. No diga nunca “Ahí hay una silla” mostrando la dirección con el dedo. En lugar de eso diga: “Hay una silla delante de usted”, e indique la distancia que lo separa.
Tenga cuidado con las puertas de las habitaciones y de los armarios; las puertas de las habitaciones, de la casa y de los armarios deben quedar siempre cerradas o abiertas del todo. No deje objetos en medio de los sitios por donde el ciego tiene que pasar normalmente.
Para mantener un dialogo con una persona limitada visual debemos despojarnos de prejuicios o tabúes que limiten la libre expresión. En este sentido, Van Dyck, recomienda que:
NO HAY PALABRAS TABÚ
Al hablar con un ciego, pronuncie sin temor las palabras como “Ver, mirar, ciego o ceguera”. Puede utilizar frases como: “¿Quiere ver este modelo?” al mismo tiempo que le pone le mano en el objeto de que se trata. Emplee la palabra “ciego” o “ceguera” si surgen en la conversación. Pero desde luego, es de muy mal gusto decir: “¿Está ciego... completamente?... ¿entonces no ve nada?”. “¡Que horrible!... ¿Nació así?... ¿Es por una enfermedad?... ¿Entonces es un accidente?... etc. No olvide, sobre todo que los ciegos, son ciegos, pero de ninguna manera sordos, y que observaciones cuchicheadas corren el riesgo de no pasar desapercibidas.
NO HAY QUE JUGAR A LAS ADIVINANZAS
En la calle o en una reunión... al momento de saludar, no es aconsejable jugar con el ciego a las adivinanzas. En general, los ciegos tienen una buena memoria auditiva. Pero de eso, no puede suponer que reconocen de una vez su voz. Si usted no pertenece a su familia o al círculo de personas con las cuales él se trata habitualmente, preséntese espontáneamente. No es posible saludar a un ciego con un gesto de cabeza o de mano, como con frecuencia se hace con otras personas conocidas.
Si quiere ofrecerle algo, llámele por el nombre si lo conoce, y si no, tóquele el hombro, así, se dará cuenta que él es a quién usted se dirige. No deje de mencionar las diferentes cosas que pueda elegir, si hay varias. Luego coloque la que el haya elegido en un lugar donde pueda cogerla fácilmente o póngasela en la mano. Pero no le ofrezca una bandeja llena de vasos; es muy probable que al coger el suyo, tire los otros, puesto que no esperaba encontrarse con una bandeja llena…
AL DESPEDIRSE
Para que un ciego no se dirija a una silla vacía, avísele cuando se vaya y también en caso de que haya vuelto. Y tenga en cuenta que también el ciego espera siempre una respuesta hablada. Una sonrisa, por muy amable que sea, o un gesto con la cabeza son totalmente inútiles.
CÓMO Y CUÁNDO HACER DESCRIPCIONES
Muchas personas piensan que cuando se hallan en compañía de un ciego tienen que estar hablándole continuamente: Aunque bien intencionada, esa charla puede resultar muy irritante. Usted comprenderá inmediatamente a través de las preguntas que él le haga, si desea que le dé una descripción detallada o superficial. Por lo tanto no se le imponga. En cambio, es útil hacer mención de cosas extraordinarias o poco habituales, como por ejemplo: “Esta escalera mecánica no funciona” incluso si en este momento no la necesita. O, “Hay un nuevo almacén en la esquina de esta calle”. Estas informaciones pueden serle útiles en otra ocasión.
LA LECTURA EN VOZ ALTA
El ciego, depende para muchas cosas de la lectura en voz alta. El aspecto más molesto de esta dependencia es la lectura de cartas personales; en este caso, se impone el máximo tacto y discreción. Lea despacio y con claridad. Fíjese siempre si hay alguna indicación en el sobre acerca del remitente; eso podría hacer que el ciego encargue la lectura a otra persona. No habrá nunca el sobre si no tiene permiso explícito. Si se trata de cuestiones financieras sin que esté indicado en el sobre, adviértaselo antes. Si se trata de una carta personal, lea primero el nombre del firmante. El ciego puede decidir que se lea o no. Para la lectura en general, pero sobre todo para la lectura de revistas, periódicos, etc., no tiene importancia alguna lo que a usted le parezca interesante, importante o divertido. Lea simplemente los títulos, el ciego se encargará de decirle lo que quiere escuchar.
ORDEN Y PUNTUALIDAD
El orden y la puntualidad tienen una importancia vital para los limitados visuales. Es una de las reglas básicas que se deben respetar si aspira el ciego a preservar su independencia: cada objeto tiene su sitio determinado y es preciso que lo pueda encontrar en él. La puntualidad tiene mucha importancia en las citas, visitas, etc. Los minutos se hacen eternos cuando se está esperando sin poder ver nada, ni tener nada que hacer. Es algo que produce nerviosismo y tensión.
A modo de conclusión. Para que los anteriores consejos faciliten la interacción con un ciego, también es necesario que nuestro modo de pensar sea abierto, sin prejuicio ni generalizaciones, procedamos con honestidad, afecto y respeto por la singularidad, y sin perder de vista cómo piensa, cómo actúa y qué necesita la persona. Así contribuimos al proceso de autorrealización del mismo, a su crecimiento como ser capacitado para el amor y en general para la vida.
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